Circo

Circo

República de Haití ( en criole, Repiblik d’Ayiti) país Afro-caribeño localizado en América. Desde sus inicios, los pobladores, supieron resistir los embates de la codicia, marcados a fuego con el sello de la injerencia extranjera. El país comprende la tercera parte de la isla que comparte al oeste con República Dominicana. Su relieve es montañoso, pero posee muchos valles y tierras cultivables. En épocas de dominio Francés, se la llamaba “la perla del caribe” por la alta producción de caña de azúcar, negocio muy rentable para la corona. Durante el siglo veinte el trabajo en la agricultura siguió desarrollándose como motor principal de la economía. Para ese entonces la población campesina llegaba al 60% de los habitantes, cifras que descendieron brutalmente en los últimos años.

La imagen que acompaña este texto, es una postal cotidiana del mercado central de Puerto Principe, donde el grueso de la población se abastece. Las bolsas de Arroz y otros productos de consumo primario, se producen en Estados Unidos. El gobierno de este país, entrega subsidios millonarios a sus empresas Estadounidenses, quienes a su vez, se comprometen a vender el producto final a un precio extremadamente bajo. De esa forma los ingresan a muy bajo costo a Haití, con el eslogan de «ayuda humanitaria», destruyendo la economía interna y la posibilidad de autonomía. Un campesino promedio con infraestructura limitada y técnicas artesanales, puede llegar a triplicar el costo de producción. Por lo cual se ven obligados a abandonar las tierras.

Una vez que obtienen dependencia absoluta, arranca el segundo paso del tetriz macabro. Es en este momento que entran a jugar los ya conocidos, FMI y el Banco Mundial. Nuevamente con la mascara de ayuda internacional y a través planes con lindos nombres, (en este caso «Plan de ayuda a economías en vías de desarrollo”) diseñan una nueva estructura productiva del país funcional a sus intereses, que desmembra el crecimiento sostenido y natural de cada pueblo. Hoy en día se registra que el 90% del PBI del país sale de la industria textil. Haití se convirtió en una fábrica para las grandes empresas que produce con mano de obra hambreada y a bajo costo.

Esta es una de las tantas formas de beneficiarse con la ocupación económica de un país. Muchos con hambre, para los grandes capitales sigan creciendo respaldados por la ocupación militar.

Haití hoy es un país-fabrica disciplinado, modelado a su antojo, delante de nuestros ojos, confundidos por la manipulación de los estrategas de turno y los medios de comunicación.

Hermoso circo!

 

 

Las flores del vuelo

Las flores del vuelo

 

 

La Flor que llevo en el pecho, húmeda y dulce, se muestra al sol con sus pétalos rojos abiertos, al punto de rozar con sus extremos, al tallo firme y erguido. Enraizada en mil tormentas, baja por mis hombros, la siento tomar todo mi cuerpo y en los rincones íntimos entrelazarse con sensaciones, dando vida a nidos de gorriones deseosos de volar. Me estremece porque al crecer, aprieta, se endurece, me altera, me guía y en el camino me veo de frente, alumbrado por nuevos pechos de leche, flores de otros colores.

La vi cerrada un día, pálida, sin olor. Yo seguía con vida, caminaba, hacía que corría, como me susurraban que se debía. Producía, pero no reía. Cuando mis ojos jóvenes vieron el dolor de mi tierra “América” arrasada, intenté tragarla, me atoré, pero al fin puede esconderla detrás de mi garganta, sellando así mis palabras, sin contarle a nadie. La vi frágil y quise cuidarla de que no la entiendan. Ella estaba mustia, pero viva, triste, pero ausente del riesgo de cuerpos fríos.

El día de que se apagó la luz que me dio vida, sin darme cuenta la vomité. Chorreó por mi boca, deslizó tibia y se alojó frágil en mi pecho. Al poco tiempo volvieron tímidos los re-brotes, pasaron tormentas y los primeros rayos de sol de primavera dejaron ver sus colores. Con más abono de vida, hoy la riego de amor sincero, igual que antes, pero en mi pecho, compartida. Su néctar, refugio de cuerpos en vuelo, recala para luego desde lo alto, regar al mundo de amor compañere.